lunes, 5 de septiembre de 2016


Actualmente la sociedad está muy ligada a los parámetros de lo estético e incluso en el cuerpo humano se ve reflejada esta tendencia. Desde pequeños los seres humanos guardan el concepto de belleza en el qué tan “perfecto” tiene el rostro una persona.

Inconscientemente se cuida más esta parte de nuestro cuerpo ya que es la única que esta descubierta al 100% (o al menos en nuestra cultura sí) y es lo primero que observamos al conocer a una persona.

David Le Breton[1] (doctor en Sociología de la Universidad París VII y miembro del Instituto Universitario de Francia), publicó un artículo originalmente en francés en la revista Reliologiques, donde analiza la importancia del rostro en las sociedades occidentales como eje de la identidad, a través de la ambigüedad de lo sagrado que se expresa en la dicotomía santidad/mancha. También profundiza las consecuencias de la desfiguración en la identidad del individuo, el proceso de envejecimiento y lo que éste origina en una sociedad obsesionada con la juventud y la belleza.

Le Breton menciona que en nuestras sociedades el rostro y los atributos sexuales son social y culturalmente las partes más importantes del cuerpo, las que causan más perturbaciones si son afectadas por una herida o por otra afección, aunque sea benigna, las que generan una atención más cuidadosa. Son los polos del sentimiento de identidad personal. Así el rostro aparece como un capital (capita) del cuerpo, en cuya pérdida (desfiguración) se priva con frecuencia el sentimiento de identidad.

Uno asume que la importancia que le damos al rostro es mera “vanidad” y quizá sí, pero sería interesante conocer más acerca de este tema y del trabajo del Sociólogo David Le Breton; ¡Sigan nuestro blog y podrán encontrar más información sobre este y muchos otros más!

[1] David Le Breton, sociólogo y antropólogo, profesor en la UFR de ciencias sociales de la universidad de Strasbourg II. (En el original).