Actualmente
la sociedad está muy ligada a los parámetros de lo estético e incluso en el
cuerpo humano se ve reflejada esta tendencia. Desde pequeños los seres humanos
guardan el concepto de belleza en el
qué tan “perfecto” tiene el rostro una persona.
Inconscientemente se cuida más esta parte de
nuestro cuerpo ya que es la única que esta descubierta al 100% (o al menos en nuestra cultura sí) y es lo primero
que observamos al conocer a una persona.
David Le
Breton[1] (doctor en Sociología de la Universidad
París VII y miembro del Instituto Universitario de Francia), publicó un
artículo originalmente en francés en la revista Reliologiques, donde analiza la
importancia del rostro en las sociedades occidentales como eje de la identidad,
a través de la ambigüedad de lo sagrado que se expresa en la dicotomía
santidad/mancha. También profundiza las consecuencias de la desfiguración en la
identidad del individuo, el proceso de envejecimiento y lo que éste origina en
una sociedad obsesionada con la juventud y la belleza.
Le
Breton menciona que en nuestras sociedades el rostro y los atributos sexuales
son social y culturalmente las partes más importantes del cuerpo, las que
causan más perturbaciones si son afectadas por una herida o por otra afección,
aunque sea benigna, las que generan una atención más cuidadosa. Son los polos
del sentimiento de identidad personal. Así el rostro aparece como un capital
(capita) del cuerpo, en cuya pérdida (desfiguración) se priva con frecuencia el
sentimiento de identidad.
Uno
asume que la importancia que le damos al rostro es mera “vanidad” y quizá sí,
pero sería interesante conocer más acerca de este tema y del trabajo del
Sociólogo David Le Breton; ¡Sigan nuestro blog y podrán encontrar más
información sobre este y muchos otros más!
[1] David
Le Breton, sociólogo y antropólogo, profesor en la UFR de ciencias sociales de
la universidad de Strasbourg II. (En el original).