martes, 16 de agosto de 2016

Por: TLC: Diana Verdugo Villegas.

Aunque existen documentos que mencionan el uso de productos jabonosos desde la antigüedad, estos no eran como los jabones que se conocen en la actualidad, utilizaban ceniza de corteza de árbol como agentes limpiadores.

Los egipcios, griegos y romanos utilizaban una mezcla de agua, aceite perfumados y ceras vegetales y animales. Fue hasta el siglo I de la era común cuando el historiador Plinio el Viejo describe en su obra “Historia Natural”, diversas formas de jabones mezclados con colorantes que se utilizaba para lavar y teñir el cabello.

La producción de jabón fue muy común en Italia y España en el siglo VIII, se elaboraban mezclando cebo de cabra y ceniza de haya, (árbol de la familia de las fagáceas). Se originó la leyenda en la ciudad italiana de Savona en el siglo VII que cuenta que el jabón fue inventado por la esposa de un marinero, al calentar una solución de sosa con aceite de oliva y que, del nombre de esta ciudad, proviene la palabra francesa “savon” que significa “jabón”.

En el siglo XIII, procedente de Italia, llega el jabón a Francia, donde desarrollan métodos que sustituyen el uso de grasa animal por aceite de oliva. Hacia el año 1500 se introduce el jabón a Inglaterra donde esta industria crece rápidamente y en zonas del continente americano se hacían jabones usando grasa animal derretida.
Hacia el año 1700 algunos lugares exportaban cenizas de árbol para la elaboración del jabón, lo que incrementaba mucho los costos de producción, volviéndolo un producto al alcance solo de las familias adineradas.

En 1791 el médico y químico francés Nicolas Leblanc desarrolla el proceso para obtener carbonato de sodio o sosa utilizando sal ordinaria,              lo que revoluciono la fabricación del jabón, pues se dejó de utilizar la ceniza como álcali. Y en 1823, el químico francés Michel Eugéne Chevreul, descubre que las grasas simples no se combinan con el álcali para formar jabón, más bien, se descomponen antes para formar, ácidos grasos y glicerina.

A finales del siglo XIX, el proceso de elaboración del jabón aún era manual, se hervían los ingredientes en calderas y se distribuía el producto en barras que el tendero cortaba para vender por peso. Algunos jabones eran espumosos, pero dejaban sensación grasosa y se arranciaban.

Desde principios del siglo XX hasta la actualidad, el jabón dejó de ser un artículo de lujo y se convirtió en un producto de uso internacional al alcance de cualquier bolsillo, indispensable para la salud y la higiene.
Hoy en día se comprenden los procesos químicos implicados en la elaboración del jabón y se utiliza una gran variedad de materias primas selectas, lo que ha mejorado su calidad y producción.

Todo buen jabón debe contar con estudios de eficacia que respalden los beneficios anunciados, incrementando así la confianza de los consumidores y las ventas por parte de los fabricantes.

Insight OKMR es una empresa mexicana que ofrece sus servicios para evaluar el desempeño de una amplia gama productos.




BIBLIOGRAFÍA:
Abud L. Y León F. El libro de jabones. Editorial Albatros, Buenos Aires, Argentina, 2004.

Moreno Amado M. Guía para procesos de cerería, jabonería y cremas. Convenio Andrés Bello, 2003.