miércoles, 14 de septiembre de 2016

Por: TLC. Diana Verdugo Villegas.

La piel cumple funciones importantes como proteger el cuerpo de las agresiones del medio ambiente (microorganismos, radiación solar), agresiones mecánicas (golpes), y mantener constante la temperatura corporal. La piel del rostro requiere cuidados específicos por estar más expuesta a estos factores y por el uso de productos en esta zona (cremas, maquillaje, etc.). Para mantenerla en buen estado requiere una buena rutina de higiene diaria, pues el polvo, células muertas, maquillaje y secreciones sebáceas de la piel pueden obstruir los poros y facilitar el desarrollo de microorganismos.

¿Cómo limpian los jabones?

Los jabones están compuestos por dos partes, una lipofílica que reacciona y se adhiere a la grasa y otra hidrofílica que es afín con el agua. El jabón limpia porque su parte lipofílica solubiliza la grasa y la parte hidrofílica emulsiona las impurezas y otras partículas, al eliminar el agua del lavado, esta arrastra consigo toda la suciedad incluida la grasa.

Los productos limpiadores para el rostro deben de elegirse dependiendo del tipo de piel, seca, normal, grasa, acneica, etc., y se encuentran en diferentes presentaciones. A continuación, se describen brevemente los agentes limpiadores más utilizados:

o   Jabones: se encuentran en presentación de barras o geles y son sales obtenidas de ácidos grasos que al entrar en contacto con el agua adquieren un pH alcalino de 8 a 10. Esto resulta muy agresivo para la piel pues su pH normalmente es de 5,5. Aunque es aconsejable para cutis graso ya que no sólo elimina la suciedad y células muertas, sino también las secreciones de las glándulas sebáceas, además el cutis graso o con tendencia a graso tiene la capacidad de restablecer el manto hidrolipídico con rapidez. En el caso de la piel normal o seca, este proceso de recuperación requiere mayor tiempo, lo que ocasionará que se presente sequedad, enrojecimiento y descamación en la piel.

o   Las emulsiones: se encuentran en lociones y cremas, son formulaciones de fase externa oleosa (w/o), o fase externa acuosa (o/w) que disuelve la capa grasosa del rostro eliminando la suciedad al mismo tiempo que deja una película emoliente, otorgando así una sensación de suavidad y flexibilidad a la piel. Existen emulsiones para todo tipo de piel y la mayoría incluye en sus ingredientes aceites, extractos vegetales, humectantes y sustancias activas como vitaminas y antioxidantes.

o   Geles limpiadores: soluciones detergentes a base de polímeros celulósicos, polímeros acrílicos ácidos o caltrato de glicerina que le otorga la consistencia de gel a la preparación. Se recomiendan para la limpieza diaria de pieles seborreicas o con tendencia al acné pues no contienen componentes grasos y dejan una sensación fresca en la piel.

o   Toallitas limpiadoras: conocidas también como toallitas desmaquillantes, están hechas de tejidos de composición especial que permiten incorporar y retener lociones desmaquillantes. Son prácticas, cómodas y eficaces para limpiar la piel y mantener su equilibrio. Pueden contener tensoactivos que eliminan la suciedad, maquillaje y secreciones cutáneas respetando el manto hidrolipídico, activos hidratantes que proporcionan suavidad y flexibilidad, y componentes grasos que restituyen la película lipídica.

o   Los Syndets: o detergentes sintéticos (synthetic detergents), no se pueden considerar jabones por su estructura química, pero cumplen las mismas funciones. Son tensoactivos con propiedades emulsionantes, humectantes, detergentes, espumantes y con un pH de 5,5 igual a la piel sana. Se encuentran en barra o líquidos y sus propiedades lo vuelven un producto muy suave recomendado para la limpieza diaria pues respeta el manto hidrolipídico de la piel.

Los avances en el campo de la cosmetología han logrado el desarrollo de productos de calidad para el cuidado personal. Antes de adquirir un producto de limpieza para el rostro verifique que sea el indicado para su tipo de piel y que cuente con estudios de eficacia que respalden sus beneficios.



BIBLIOGRAFÍA:
Garrote A. y Bonet R. Higiene facial. Offarm, octubre 2001.
Moreno Amado M. Guía para procesos de cerería, jabonería y cremas. Convenio Andrés Bello, 2003.