Por:
TLC. Diana Verdugo Villegas.
La
piel cumple funciones importantes como proteger el cuerpo de las agresiones del
medio ambiente (microorganismos, radiación solar), agresiones mecánicas
(golpes), y mantener constante la temperatura corporal. La piel del rostro
requiere cuidados específicos por estar más expuesta a estos factores y por el
uso de productos en esta zona (cremas, maquillaje, etc.). Para mantenerla en
buen estado requiere una buena rutina de higiene diaria, pues el polvo, células
muertas, maquillaje y secreciones sebáceas de la piel pueden obstruir los poros
y facilitar el desarrollo de microorganismos.
¿Cómo
limpian los jabones?
Los
jabones están compuestos por dos partes, una lipofílica que reacciona y se
adhiere a la grasa y otra hidrofílica que es afín con el agua. El jabón limpia
porque su parte lipofílica solubiliza la grasa y la parte hidrofílica emulsiona
las impurezas y otras partículas, al eliminar el agua del lavado, esta arrastra
consigo toda la suciedad incluida la grasa.
Los
productos limpiadores para el rostro deben de elegirse dependiendo del tipo de
piel, seca, normal, grasa, acneica, etc., y se encuentran en diferentes
presentaciones. A continuación, se describen brevemente los agentes limpiadores
más utilizados:
o Jabones: se encuentran en
presentación de barras o geles y son sales obtenidas de ácidos grasos que al
entrar en contacto con el agua adquieren un pH alcalino de 8 a 10. Esto resulta
muy agresivo para la piel pues su pH normalmente es de 5,5. Aunque es aconsejable
para cutis graso ya que no sólo elimina la suciedad y células muertas, sino
también las secreciones de las glándulas sebáceas, además el cutis graso o con
tendencia a graso tiene la capacidad de restablecer el manto hidrolipídico con
rapidez. En el caso de la piel normal o seca, este proceso de recuperación
requiere mayor tiempo, lo que ocasionará que se presente sequedad,
enrojecimiento y descamación en la piel.
o Las emulsiones: se encuentran en
lociones y cremas, son formulaciones de fase externa oleosa (w/o), o fase
externa acuosa (o/w) que disuelve la capa grasosa del rostro eliminando la
suciedad al mismo tiempo que deja una película emoliente, otorgando así una
sensación de suavidad y flexibilidad a la piel. Existen emulsiones para todo
tipo de piel y la mayoría incluye en sus ingredientes aceites, extractos
vegetales, humectantes y sustancias activas como vitaminas y antioxidantes.
o Geles limpiadores: soluciones
detergentes a base de polímeros celulósicos, polímeros acrílicos ácidos o caltrato
de glicerina que le otorga la consistencia de gel a la preparación. Se
recomiendan para la limpieza diaria de pieles seborreicas o con tendencia al
acné pues no contienen componentes grasos y dejan una sensación fresca en la
piel.
o Toallitas limpiadoras: conocidas
también como toallitas desmaquillantes, están hechas de tejidos de composición
especial que permiten incorporar y retener lociones desmaquillantes. Son
prácticas, cómodas y eficaces para limpiar la piel y mantener su equilibrio.
Pueden contener tensoactivos que eliminan la suciedad, maquillaje y secreciones
cutáneas respetando el manto hidrolipídico, activos hidratantes que
proporcionan suavidad y flexibilidad, y componentes grasos que restituyen la
película lipídica.
o Los Syndets: o detergentes
sintéticos (synthetic detergents), no se pueden considerar jabones por su
estructura química, pero cumplen las mismas funciones. Son tensoactivos con
propiedades emulsionantes, humectantes, detergentes, espumantes y con un pH de
5,5 igual a la piel sana. Se encuentran en barra o líquidos y sus propiedades
lo vuelven un producto muy suave recomendado para la limpieza diaria pues
respeta el manto hidrolipídico de la piel.
Los
avances en el campo de la cosmetología han logrado el desarrollo de productos
de calidad para el cuidado personal. Antes de adquirir un producto de limpieza
para el rostro verifique que sea el indicado para su tipo de piel y que cuente
con estudios de eficacia que respalden sus beneficios.
BIBLIOGRAFÍA:
Garrote
A. y Bonet R. Higiene facial. Offarm, octubre 2001.
Moreno
Amado M. Guía para procesos de cerería, jabonería y cremas. Convenio Andrés
Bello, 2003.